“Tenemos una imagen falsa de la juventud”, opina el padre Alonso. “Son más pasotas, sí, pero creo que más pacíficos. Eran más revolucionarios los de los 80 y 90. A los de ahora solo hay que ofrecerles algo que les motive y enganche, porque tienen demasiadas cosas, demasiados estímulos”. Lo dice quien observa mucho. Desde hace un año ha vuelto a vivir en el colegio y son cientos los jóvenes que pasan delante de su ventana cada mañana para ir a clase. “Van tranquilos, parecen mayores, no son nada transgresores, ni siquiera en la manera de vestir”
Para leer la entrevista completa: